Llega un momento en la vida de cualquier propietario de una hipoteca en el que las cuotas se vuelven difíciles de manejar, los recordatorios del banco parecen llegar en avalancha, y una voz interior (no muy sensata) empieza a susurrar: “¿Y si simplemente abandono la casa? A lo mejor el banco no se da cuenta”.

Qué dulce es la ignorancia… La idea de dejar las llaves sobre la mesa, mudarte con el perro a un lugar más barato, y hacer como si tu vida hipotecaria nunca hubiera existido, suena tentadora. Pero, ¿qué tan inteligente es realmente huir de tus responsabilidades? ¿Te ahorras algo? Spoiler: no tanto. Vamos a analizar este “plan maestro” y ver en qué termina cuando optas por abandonar la casa, pero no la deuda.

1. Primera idea: el impulso de correr sin mirar atrás

A ver, ¿quién no ha querido alguna vez meterse en el coche y largarse cuando las cosas se ponen feas? Si tienes una hipoteca y las cuentas ya no cuadran, la fantasía de dejar todo atrás y empezar de nuevo puede ser realmente poderosa. Pero la pregunta es: ¿Funciona abandonar la casa?

Cuando decides irte sin más, el banco no va a decir: «Qué buena persona, nos deja el inmueble». No. El banco te sigue viendo como responsable, y aunque te hayas mudado al quinto pino, la deuda y el proceso de ejecución hipotecaria siguen corriendo.

¿Qué pasa si abandonas la casa?

Si te preguntas si es una buena idea «evaporarse» y dejar el inmueble: no lo es. Abandonar la casa solo acelera el proceso legal y hace que el banco lo tenga más fácil para continuar con la ejecución hipotecaria. Te ahorrarás el estrés de estar recibiendo cartas, pero no te libras de la deuda. Además, cuando el banco subaste la casa y no cubra todo lo que debes (cosa muy probable), seguirás teniendo que pagar lo que falte.

Estadísticas:

En 2023, en provincias como Girona y Castellón, más del 25% de las ejecuciones hipotecarias sobre segundas residencias involucraban propiedades abandonadas por los propietarios. En muchos de estos casos, los deudores aún debían entre un 15% y un 40% del préstamo inicial después de la subasta.

2. Segunda idea: la falsa sensación de liberación

Te has ido. Has dejado la casa. No hay más problemas, ¿verdad? Ahora puedes vivir tranquilo, libre de la pesada carga de la hipoteca… Pero el banco no es tonto, y mucho menos generoso. Solo porque tú hayas salido por la puerta, no significa que te has librado de la deuda. Ni mucho menos.

El banco te buscará. Y si no te encuentra en la casa, te buscará en tu trabajo, en tus cuentas bancarias, en tu coche… Vamos, te buscará en todo lo que aún esté a tu nombre. Embargos, embargos y más embargos.

Ejemplo real:

En municipios turísticos como Tossa de Mar o Benicàssim, muchos propietarios abandonaron sus segundas residencias cuando las cuotas se volvieron imposibles de pagar. El resultado: propiedades subastadas, embargos extendidos a otros bienes, y familias que, además de perder su casa, se encontraron con sus cuentas bancarias embargadas y sin forma de acceder a nuevos créditos.

3. Tercera idea: el proceso de ejecución hipotecaria sigue, aunque tú no estés

Cuando abandonas la casa, el banco no se detiene. Inicia el proceso de ejecución hipotecaria, sigue adelante, y un buen día, tu casa terminará en subasta. Y si el precio que obtienen por la subasta no cubre lo que debes, sigues con la deuda a cuestas.

Es más, como ya no estás en la casa, pierdes la oportunidad de negociar con el banco o los fondos una salida más favorable. Y créeme, el banco prefiere que pagues, aunque sea con una solución negociada, antes que gestionar una subasta que puede alargar el proceso y ser un lío. De hecho, hay casos en los que la gente ha logrado vender sus casas en vez de perderlas en subasta y salir con algo de dinero en el bolsillo. Pero para eso, ¡hay que estar y actuar!

¿Qué pasa con las segundas residencias?

En zonas como Cantabria o el Valle de Arán, muchos propietarios de segundas residencias piensan que abandonar la casa les evita la carga de la hipoteca, pero el problema sigue. Los bancos y fondos de inversión que manejan estas hipotecas siguen adelante con la ejecución y el embargo de otros bienes si lo recaudado en la subasta no cubre toda la deuda.

4. Cuarta idea: La sorpresa de los intereses y las costas judiciales

Si pensabas que la deuda se congelaba al abandonar la casa, siento ser el portador de malas noticias. La deuda sigue creciendo, los intereses no paran, y encima se le suman los costes judiciales. Así que, cuando todo termine, no solo te habrás quedado sin casa, sino que el agujero será más profundo del que era al principio.

Ejemplo ilustrativo:

En una pequeña localidad turística de Zaragoza, un propietario decidió abandonar su vivienda y asumir que todo terminaría solo. Al cabo de un par de años, no solo había perdido su casa, sino que el banco lo demandó por una cantidad considerable en concepto de intereses y costas judiciales. La deuda había crecido un 35% más de lo que debía inicialmente.

5. Las consecuencias a largo plazo: Tu historial crediticio y más

Abandonar la casa no solo afecta tu relación con el banco. También tiene un impacto a largo plazo en tu historial crediticio. Los bancos no olvidan, y el impago de una hipoteca es algo que las entidades financieras no perdonan tan fácilmente. Durante años, tu nombre aparecerá en listas de morosos, y el simple hecho de abrir una cuenta bancaria o solicitar una tarjeta de crédito puede convertirse en una auténtica odisea.

Alternativa: Vender antes de abandonar

Si las cosas se han complicado y ya no puedes pagar, la mejor opción es actuar antes de que el banco inicie el proceso de ejecución. ¿Sabías que puedes vender la casa y pagar la deuda antes de que te embarguen? Incluso si la venta no cubre la totalidad del préstamo, negociar con el banco o con los fondos que gestionan la hipoteca puede hacer que perdones parte de la deuda.

En destinos turísticos como Tarragona o Girona, muchos propietarios han optado por vender sus inmuebles antes de la ejecución, logrando así evitar el mal trago de una subasta y negociando una salida mucho más favorable con los bancos o fondos.

6. Conclusión: Actúa antes de que sea tarde

Abandonar la casa no es una solución. Dejar las llaves y huir solo empeora la situación, ya que el banco no se olvida de ti, y los problemas legales y financieros se multiplican. La mejor opción siempre es actuar con antelación: vender el inmueble, negociar con el banco o fondo, y salir del embrollo antes de que todo empeore.

Si te encuentras en esta situación, puedo ayudarte. Con años de experiencia mediando con fondos y bancos, puedo encontrar una solución que evite la subasta y permita la mejor salida posible. No dejes que las cosas lleguen demasiado lejos. Contacta conmigo para empezar a solucionar el problema antes de que sea tarde.

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