El día en que alguien pide una hipoteca puede ser un momento feliz, lleno de ilusiones de una vida en su nueva casa. Sin embargo, en la emoción del momento, un protagonista secundario suele quedar en segundo plano: el avalista. Ese amigo o familiar que, de buen corazón (o porque no le queda otra opción), se ofrece para garantizar la deuda. ¿Pero qué pasa cuando el deudor deja de pagar la hipoteca? ¿Qué papel juega el avalista? ¿Es un boleto directo a la ruina financiera? Vamos a descubrirlo con humor, listas, gráficos y todos esos toques que no pueden faltar.

1. ¿Quién es el avalista y por qué es importante?

Empecemos por lo básico: el avalista es aquella persona que firma para garantizar que el banco cobrará la deuda si el titular de la hipoteca no cumple con los pagos. En otras palabras, es como decirle al banco: «No te preocupes, si él no paga, yo lo haré».

Ser avalista es como ser el comodín de la baraja: no es el protagonista, pero cuando la situación se tuerce, se convierte en el más importante. Además, hay que tener en cuenta que ser avalista no es solo un gesto de generosidad: también es una decisión que puede afectar seriamente tu salud financiera.

2. El primer golpe: impago del deudor

Entonces, ¿qué pasa cuando el deudor, por la razón que sea (pérdida de trabajo, gastos imprevistos o, simplemente, mala planificación), deja de pagar su hipoteca? En este caso, el banco intentará primero comunicarse con el deudor, enviando cartas, mensajes y llamadas que pueden llegar a ser muy persistentes.

Pero cuando los meses de impago empiezan a acumularse y el deudor sigue sin pagar, es cuando el banco se acuerda de ti, querido avalista.

Tienes razón, los plazos de reclamación del banco han cambiado con la nueva Ley de Crédito Inmobiliario de 2019, que introdujo nuevas regulaciones sobre cuándo el banco puede iniciar un procedimiento de ejecución hipotecaria. Aquí te dejo la corrección de los plazos de reclamación:


3. El banco llama a la puerta del avalista

Imaginemos que el deudor ya lleva varios meses sin pagar. Antes de 2019, el banco podía iniciar una ejecución hipotecaria con tres meses de impago. Sin embargo, con la nueva Ley de Crédito Inmobiliario de 2019, esto cambió. El banco solo puede reclamar la deuda y empezar el proceso de ejecución en función del período en el que se encuentre el préstamo:

  • Si el impago ocurre en la primera mitad de la hipoteca, el banco puede iniciar la reclamación tras haber acumulado el equivalente a 12 meses impagados o el 3% del capital del préstamo.
  • Si el impago ocurre en la segunda mitad de la hipoteca, el banco puede iniciar la ejecución cuando se hayan acumulado 15 meses impagados o el 7% del capital del préstamo.

Este cambio en la normativa busca proteger más al deudor, dándole más tiempo antes de que el banco pueda embargar el inmueble. No obstante, una vez alcanzados esos umbrales de impago, el banco puede contactar al avalista y reclamarle el total de la deuda.

Gráfico actualizado de la situación del avalista:

Etapa de la hipoteca Umbral de impago Acciones del banco Impacto para el avalista
Primera mitad de la hipoteca 12 meses o 3% del capital El banco inicia la ejecución El avalista es llamado a cubrir la deuda
Segunda mitad de la hipoteca 15 meses o 7% del capital El banco inicia la ejecución El avalista se convierte en el responsable principal


4. ¿Qué opciones tiene el avalista?

Cuando el banco llama a la puerta del avalista, la primera reacción suele ser la de pánico. Pero antes de que te dé un infarto, hablemos de las opciones:

  1. Negociar con el banco: Puedes hablar con el banco y tratar de llegar a un acuerdo de pago. Quizás puedas fraccionar la deuda o pedir una prórroga. En todo caso, es importante que no ignores las llamadas del banco.
  2. Pagar la deuda: La opción más directa, aunque no la más atractiva, es pagar la deuda. Esto te permite evitar males mayores (como una demanda judicial), pero tiene un gran coste financiero.
  3. Demandar al deudor: Si terminas pagando la deuda por el deudor, puedes tomar medidas legales para reclamarle ese dinero. Aquí entramos en un terreno pantanoso, especialmente si el deudor es un familiar cercano. Pero es una opción que existe.

5. ¿Y qué pasa si no puedes pagar?

Si como avalista tampoco puedes pagar la deuda, el banco puede ir un paso más allá y embargar tus bienes. Sí, lo has leído bien: tus bienes, aunque no hayas pedido el préstamo. Esto puede incluir tus cuentas bancarias, tu salario o incluso tu casa, si la tienes.

Esta es una de las razones por las que muchos expertos recomiendan no ser avalista a la ligera. A veces, la situación financiera del avalista puede quedar tan comprometida como la del propio deudor.

6. El avalista solidario vs. el avalista simple

Es importante señalar que existen dos tipos de avalistas:

  • Avalista solidario: Este tipo de avalista responde de la deuda de la misma manera que el titular de la hipoteca. El banco puede reclamarle el pago directamente sin necesidad de agotar todas las vías con el deudor. Es la opción más común en España y la más arriesgada para el avalista.
  • Avalista simple: Este avalista solo responde después de que el banco haya agotado todas las opciones para cobrar al deudor principal. Es una opción menos habitual, pero más segura para el avalista.

7. Estadísticas: el drama de los avalistas en España

En España, el problema de los avalistas es más común de lo que muchos piensan. Según un informe del Banco de España, aproximadamente un 15% de los préstamos hipotecarios tienen un avalista. Y de ese porcentaje, más del 30% de los avalistas han tenido que intervenir en algún momento porque el deudor principal dejó de pagar.

Cuadro comparativo de avalistas por comunidades autónomas:

Comunidad Autónoma % Hipotecas con avalista % Avalistas que han pagado
Cataluña 20% 35%
Madrid 18% 30%
Andalucía 17% 32%
Valencia 15% 28%

8. Poblaciones turísticas y el problema de los avalistas

El problema de los avalistas es particularmente relevante en las zonas turísticas de España, donde los precios de las viviendas son más altos y muchos propietarios no pueden hacer frente a los pagos de las hipotecas. Regiones como la Costa del Sol, Ibiza y Benidorm tienen una alta proporción de segundas residencias, muchas de las cuales fueron compradas con hipotecas que incluyeron a familiares como avalistas.

En estos casos, los avalistas se enfrentan a la situación de tener que pagar por una propiedad que, a menudo, ni siquiera usan o disfrutan.

9. Casos curiosos: cuando ser avalista sale caro

A lo largo de los años, ha habido muchos casos de avalistas que se han visto en problemas financieros debido a la irresponsabilidad del deudor. Un caso famoso ocurrió en Marbella, donde una madre fue avalista del préstamo de su hijo para comprar una villa de lujo. El hijo dejó de pagar después de solo 6 meses, y la madre terminó perdiendo su propia casa para saldar la deuda. Este tipo de situaciones son trágicas, pero cada vez más comunes en España.


Conclusión: ser avalista, una decisión peligrosa

Ser avalista es una decisión que no debe tomarse a la ligera. Aunque ayudar a un familiar o amigo pueda parecer lo correcto, las consecuencias financieras pueden ser desastrosas si el deudor deja de pagar. Así que, si alguna vez te lo piden, piensa en esto: ¿estás dispuesto a pagar la hipoteca de otra persona?

Y si ya eres avalista y te enfrentas a esta situación, no dudes en buscar ayuda profesional para encontrar la mejor solución.

Servicios y contacto

Si estás lidiando con un problema relacionado con hipotecas impagadas, subastas o proindivisos, puedo ayudarte. Visita mi página web en https://salirdelfondo.es/contacto/ o descubre más sobre mí en https://salirdelfondo.es/sobre-mi/. ¡No estás solo!

https://youtu.be/nmlDxgtg2qo