Vender un piso ya es un deporte extremo. Desde la temida negociación de precios hasta los exquisitos paseos por notaría, es una prueba de resistencia para cualquiera. Pero, ¿qué pasa si en medio de esta gincana inmobiliaria descubres que tienes unos “inquilinos sorpresa” viviendo en tu propiedad? Y no, no hablamos de turistas despistados que se colaron en Airbnb… hablamos de okupas.
¿Suena surrealista? Lo es. Y más común de lo que te gustaría pensar. Aquí te dejamos una guía práctica y divertida sobre cómo vender un piso con okupas sin perder la cabeza (ni la paciencia).
1. ¿Quiénes son los okupas y por qué se instalaron en tu piso?
Primero, aclaremos algo: los okupas no son personajes de videojuegos que aparecen por error. Son personas que, por las razones que sea (y sí, a veces son insólitas), han decidido que tu piso es el lugar ideal para vivir… sin pagar. ¡Felicidades, ahora eres un involuntario casero!
Razones comunes por las que los okupas eligen tu piso:
- “Es que estaba vacío y parecía que lo pedía a gritos”.
- “Me enteré por un amigo de un amigo que el dueño no venía nunca”.
- “Es que los pisos son de todos”. (Este argumento suele llevarse la palma en surrealismo).
2. ¿Cómo vender un piso con okupas? Lo primero es asumir que no será fácil
Vender un piso con okupas es como vender un coche sin ruedas. Complicado, pero no imposible. Porque en la vida, si algo nos enseña la experiencia, es que siempre hay alguien dispuesto a comprar lo que sea. Pero antes de lanzarte a poner el cartel de “SE VENDE CON OKUPAS DE REGALO”, aquí van algunas cosas que deberías considerar.
¿Qué puedes hacer?
a) Negociar con los okupas
Sí, lo has leído bien. Negociar. No nos referimos a contratar a un mediador con traje caro y una carpeta de cuero, sino a hablar con ellos. Sorprendentemente, en algunos casos, los okupas están dispuestos a irse si reciben un pequeño incentivo (aka, “dinero para las cervezas” o una pequeña ayuda para su “traslado temporal”).
Algunos negociadores improvisados han logrado convencer a los okupas de marcharse a cambio de:
- Un billete de tren a su “próxima residencia temporal”.
- Una ayuda para pagar una fianza en otro piso.
- Algo tan sencillo como un par de pizzas y una cerveza (bueno, esto puede ser una exageración, pero nunca se sabe).
b) Vender a inversores sin miedo al riesgo
Hay inversores inmobiliarios valientes, dispuestos a comprar un piso incluso con okupas dentro, a cambio de un precio rebajado. Y por “rebajado” no me refiero a un pequeño descuento de esos que encuentras en las rebajas de Zara. Hablamos de una rebaja seria. Al fin y al cabo, el comprador se está llevando un paquete “especial”, con inquilinos sorpresa incluidos.
Las ventajas que les vendes: “Piso con habitantes que no tendrás que atraer, ¡ya vienen incluidos!” Eso sí, prepárate para negociar fuerte.
c) Vender el piso a tu peor enemigo
Esto puede parecer una locura, pero ¿quién no ha soñado alguna vez con venderle algo a esa persona que no soportas? Imagina: vendes el piso a tu ex, a ese compañero de trabajo que siempre te hace la vida imposible, o a tu cuñado que tiene más opiniones que neuronas. Puede que sea tu mejor revancha.
3. Cómo vender el “paquete completo”: Okupas + piso
El truco aquí está en el marketing inmobiliario creativo. Es decir, necesitas enfocarlo como una oportunidad. Olvida la imagen de un piso okupado como algo negativo, y véndelo como algo diferente y único. Aquí van algunos ejemplos de eslóganes que podrías usar para captar la atención de posibles compradores:
- “Piso con inquilinos: perfecto para los amantes del misterio”.
- “Ideal para quienes buscan aventura sin salir de casa”.
- “¡Con inquilinos sorpresa! Nunca estarás solo”.
O incluso podrías añadir algo tipo:
“¿Cansado de buscar compañeros de piso? Aquí ya los tienes. Solo falta que los conozcas”.
Con una buena campaña de marketing, seguro que encuentras a alguien interesado. Si hay gente que compra casas embrujadas, ¿por qué no un piso con okupas?
4. Las peripecias legales: una montaña rusa judicial
Claro que no todo es pizza y cervezas. El lío legal que implica vender un piso con okupas es un tema serio. Para hacerlo bien (y no terminar en más problemas), necesitarás tener en cuenta lo siguiente:
a) Denuncia y desalojo
La opción más “oficial” es poner una denuncia y seguir los pasos legales para el desalojo. Pero, ojo, porque aquí las cosas van despacio. Entre abogados, notificaciones, y juicios, puede que te sientas como en una telenovela interminable.
b) Venta del piso okupado
Sí, puedes vender el piso tal cual, con okupas incluidos, pero tendrás que bajar bastante el precio. Piensa en esto como vender un coche con el motor roto. Eso sí, asegúrate de informar bien al comprador, porque no quieres una sorpresa (legal) después.
c) Subasta inmobiliaria
Si no logras vender el piso por la vía tradicional, siempre te queda la opción de ofrecerlo en subasta pública. Aquí, cualquier cosa puede pasar. ¡Puede que incluso te sorprenda y alguien haga una oferta interesante!
5. ¿Y si haces de los okupas tu ventaja?
Sí, puede parecer una idea loca, pero ¿y si te aprovechas de la situación y la conviertes en tu gancho de venta? Piensa en ello: los okupas pueden ser actores improvisados que añadan un toque auténtico al piso.
- ¿Quieres vender el piso como una opción perfecta para estudiantes? ¡Perfecto! Deja que los okupas sean la muestra en vivo de cómo se vive con compañeros impredecibles.
- ¿Tienes que convencer a un comprador con gustos alternativos? Dile que los okupas son parte del “arte moderno de vivir” en la ciudad.
La clave está en ver lo positivo en lo que, de primeras, parece un desastre.
6. Zonas turísticas donde las okupas se ponen creativos
Para que no pienses que esta situación es exclusiva de las grandes ciudades, hay zonas turísticas donde los okupas también han dejado su marca. Aquí van algunos ejemplos donde la batalla con los okupas ha llegado hasta los rincones más bonitos de España:
- Lloret de Mar (Girona): No solo es famosa por sus playas, también por alguna que otra “ocupación veraniega” que le ha dado a más de un propietario un buen susto.
- Comillas (Cantabria): Un lugar de postal, pero con más de una historia de okupas que se sienten tan de vacaciones como los turistas.
- Alquézar (Huesca): Un pueblo idílico en el Pirineo de Huesca, donde no solo los turistas han llegado para quedarse, sino también algún grupo de okupas que se ha enamorado de sus vistas.
7. Conclusión: vender un piso con okupas es como una película de terror, pero con final feliz (si tienes suerte)
En definitiva, vender un piso con okupas no es un proceso fácil, pero tampoco imposible. Con una buena dosis de paciencia, algo de creatividad y mucho sentido del humor, puedes salir airoso. Al final, vender una casa okupada es como una lotería: si sabes cómo manejar la situación, podrías encontrar un comprador valiente que quiera llevarse el “paquete completo”.
Si te encuentras en una situación así y necesitas ayuda, puedo ayudarte a navegar entre okupas, compradores curiosos y procesos legales. ¡No estás solo en esta locura inmobiliaria!