La curva de Laffer: por qué subir impuestos no siempre recauda más. Casos reales, historia, anécdotas y humor económico.

“No hay nada más permanente que un impuesto temporal.” — Milton Friedman

Durante años nos han contado un cuento con moraleja fiscal muy sencilla: si el Estado necesita más dinero, sólo tiene que subir los impuestos. Y si no alcanza con eso, pues que los suba más. ¿Problemas de déficit? Sube impuestos. ¿Gripe del ministro de Hacienda? Sube impuestos. ¿Falta de ideas? ¡Impuestos, claro! Pero, ¿y si resulta que cuanto más aprietas al contribuyente, menos consigues recaudar? Así lo plantea la curva de Laffer.

No lo decimos nosotros (bueno, sí, también), lo decía un tipo con nombre de guitarrista de los 80: Arthur Laffer, economista, asesor de Ronald Reagan, y el culpable de una servilleta que hizo historia. En ella, dibujó una curva tan sencilla como incómoda: a partir de cierto punto, subir los impuestos hace que la recaudación baje.

¡Herejía! —gritaron en Bruselas. ¡Milagro! —gritaron en Irlanda.

¿Qué es la curva de Laffer (y por qué nadie te la explicó bien)?

La curva de Laffer sostiene que:

  • Si los impuestos son del 0%, el Estado no recauda nada (lógico).
  • Si son del 100%, tampoco, porque nadie trabaja gratis.
  • Por tanto, hay un punto intermedio en el que la recaudación es máxima.

La clave está en encontrar ese punto. Pero claro, eso es como pedirle a un político que devuelva el coche oficial: muy complicado.

Ejemplos reales: cuando bajar impuestos recaudó más

🇺🇸 Reagan y los ochenta

En 1981, Reagan bajó el tipo máximo del IRPF en EE.UU. del 70% al 50%, y luego al 28%. Resultado: la recaudación del impuesto creció un 54% entre 1983 y 1989. ¿Magia? No. Incentivos.

🇮🇪 El milagro irlandés

En los 90, Irlanda bajó el impuesto de sociedades del 50% al 12,5%. Resultado: se convirtió en la sede europea de Google, Apple y el unicornio fiscal de tu preferencia. La recaudación aumentó y el PIB se disparó.

🇪🇸 Madrid vs Cataluña

Mientras en Madrid se eliminaba el impuesto de patrimonio, en Cataluña se mantenía e incluso subía. Resultado: traslado masivo de contribuyentes con grandes patrimonios a Madrid… y mayores ingresos por IRPF allí. No es casualidad: el 1% más rico paga más del 25% de todo el IRPF recaudado.

Fuente externa: Artículo sobre fiscalidad comparada entre CCAA

Anécdota histórica: el día que Enrique VIII aprendió economía por las malas

A mediados del siglo XVI, Enrique VIII —más conocido por sus esposas que por su visión económica— decidió aumentar los impuestos para financiar sus campañas y su lujosa corte. Pero no quiso parecer avaricioso, así que disfrazó el incremento como «donaciones patrióticas» obligatorias.

La nobleza, asustada pero pragmática, redujo su producción agrícola y escondió sus bienes. Los comerciantes empezaron a sobornar recaudadores y a ocultar ingresos. El resultado: una caída histórica en la recaudación real del reino, aumento del descontento y el inicio del debilitamiento financiero que heredaría su hija Isabel I. Laffer no había nacido, pero la curva ya estaba ahí, enrollada en un pergamino de impuestos absurdos.

El sistema fiscal como castillo de naipes (y otras metáforas dolorosas)

¿Recuerdas cuando eras pequeño y tu primo construía un castillo de naipes? Añadías una carta más… y ¡zas! todo se venía abajo. Lo mismo pasa con la fiscalidad: subir un poquito puede sostenerlo todo. Subir de más… lo derrumba.

Y sin embargo, muchos gobiernos siguen creyendo que la economía es un Excel: “si subimos el IVA del 21% al 23%, recaudaremos un 2% más.” Como si la gente no reaccionara. Como si los contribuyentes fueran Pokémon: se quedan donde los dejas, sin quejarse.

El caso español: más impuestos, menos recaudación real

1. Los tipos reales vs. los efectivos

  • Tipo nominal de Sociedades: 25%
  • Tipo efectivo medio: 11% (Fuente: Agencia Tributaria)

¿Por qué? Deducciones, bonificaciones, ingeniería fiscal… o sencillamente, huida.

2. Economía sumergida

España ronda el 20% de economía en B. Cuando los impuestos suben demasiado, crece la tentación de no declarar. Y el Estado pierde.

3. Los impuestos al trabajo

España tiene una de las cuñas fiscales más altas de Europa. Resultado: paro juvenil récord y pérdida de competitividad.

¿Y si rebajar fuera rentable?

Ya lo decía Churchill:

“Intentar prosperar subiendo impuestos es como levantarte tirando de tus propios cordones.”

Y es que, en ocasiones, bajar impuestos aumenta el incentivo a trabajar, invertir o consumir, lo que dispara la actividad económica… y con ella, la recaudación.

Eso sí, no siempre funciona. Si bajas impuestos sin controlar el gasto, te metes en un lío. Pero si haces ambas cosas (como hizo Irlanda), puede salir bien.

Curiosidades fiscales: cuando la realidad superó la sátira

📜 El impuesto a las ventanas (Reino Unido, siglo XVIII)

Para evitar que la nobleza ocultara patrimonio, se creó un impuesto… ¡por número de ventanas! Resultado: casas tapiadas, salud pública en riesgo y menos ingresos de los esperados.

💀 La muerte fiscal de Colbert (Francia, siglo XVII)

Jean-Baptiste Colbert decía: “El arte de recaudar consiste en desplumar al ganso sin hacerle gritar.” Subió impuestos tanto… que la economía colapsó y hubo revueltas campesinas. Spoiler: guillotina.

⚖️ La lección tributaria del Imperio Romano

Durante el Imperio, los recaudadores (publicani) tenían poder casi absoluto. En tiempos de Tiberio, el exceso de impuestos sobre las provincias de Asia llevó a tal depresión económica que el Senado romano tuvo que decretar amnistías fiscales para evitar que se despoblaran las regiones más ricas.

El dilema moderno: ¿quién se atreve a bajar?

Los políticos tienen un problema: bajar impuestos no da votos inmediatos, pero subirlos sí da ingresos rápidos. Resultado: prefieren freírte hoy antes que prometerte prosperidad a medio plazo.

Pero tú no eres tonto. Sabes que cuando el café sube de 1,20€ a 1,80€, no te tomas tres cafés más: te cambias de bar. O te pasas al termo.

La economía funciona igual.

Conclusión (o cómo no vivir engañado fiscalmente)

La curva de Laffer no es una excusa para no pagar impuestos. Es un aviso. Una advertencia con forma de campana: más no siempre es mejor. Y en fiscalidad, el punto dulce está entre el ahogo y la evasión.

Si exprimes a la vaca demasiado, deja de dar leche. Y empieza a patear.

Y si quieres entender cómo te afecta todo esto en tu hipoteca, tu herencia o tus embargos… aquí entra mi parte favorita:

Epílogo con valor real (y 0% de IVA emocional)

Soy Juan Carlos Calvo, mediador especialista en conflictos financieros e inmobiliarios.

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Trabajo con personas, no con Excel. Y a veces, la mejor estrategia no es sumar, sino entender cómo restar de forma inteligente.