La historia de las hipotecas es más antigua que esa foto que todos tenemos en el salón y que lleva años pendiente de colgar. Las hipotecas empezaron en la Antigua Roma, cuando los romanos, siempre tan organizados, pensaron que no estaba mal idea dar préstamos garantizados por propiedades. Desde entonces, la hipoteca ha evolucionado tanto que hoy día no solo es una herramienta para comprarse una casa, sino también una causa de estrés que puede hacerte envejecer 10 años en unos pocos meses.
Un viaje por los sistemas hipotecarios
Lo cierto es que no todas las hipotecas son iguales en el mundo. A continuación, te cuento algunos de los sistemas más interesantes que se utilizan para que te hagas una idea de cómo podrías estar pagando tu piso si vivieras en otro país:
1. El sistema francés (no solo para baguettes)
El más común en España y en muchas partes del mundo es el sistema francés. Aquí, las cuotas son iguales durante toda la vida del préstamo, lo que te da la tranquilidad de saber que pagarás lo mismo en diciembre que en agosto (aunque no por ello te lo tomes con más calma). Eso sí, la trampa está en los intereses: en los primeros años de vida de la hipoteca, pagas sobre todo intereses y muy poco capital.
2. El sistema alemán (lo que ves es lo que pagas)
En Alemania, que siempre son muy prácticos, el sistema de amortización es distinto. Las cuotas incluyen tanto capital como intereses desde el primer momento, de modo que siempre pagas lo mismo. Con esto no te llevas sorpresas, pero claro, necesitas más ingresos desde el principio para afrontar las cuotas más elevadas.
3. El sistema estadounidense (una montaña rusa financiera)
El sistema estadounidense tiene lo que se llama hipoteca a tipo fijo (de verdad). Eso significa que te endeudas con un interés fijo a 30 años, pero puedes refinanciar o cambiar las condiciones siempre que te apetezca. Y créeme, los americanos refinancian tanto como cambian de coche.
4. El sistema británico (todo o nada)
En Reino Unido, muchos hipotecados tienen algo que llaman «hipotecas interest-only», donde solo pagas los intereses al principio y, al final, tienes que devolver todo el capital de golpe. Imagínate: tras años de pensar que llevas la cosa bien, llega el último año y te das cuenta de que sigues debiendo lo mismo.
Amortizar: ¿acortar tiempo o reducir cuota?
Aquí viene una de las preguntas que más quebraderos de cabeza genera. Si tienes un dinerillo extra para amortizar, ¿qué es mejor? ¿Reducir la cuota mensual o acortar el plazo de la hipoteca?
- Reducir la cuota mensual: Si bajas la cuota, tendrás más dinero disponible cada mes, lo cual es genial si tus finanzas están más apretadas que los pantalones después de Navidad. Además, al tener menos que pagar cada mes, reduces el riesgo de futuros impagos si la cosa se pone fea.
- Acortar el plazo: Esta opción es la preferida de los que quieren dejar de ver su hipoteca en los extractos del banco cuanto antes. Aquí, al reducir los años de la hipoteca, terminas pagando menos intereses en total. Es decir, te quitas la hipoteca de encima antes y, de paso, ahorras algo en el camino.
¿Y qué es una novación hipotecaria?
Aquí entra en juego otra de esas palabras que suena a «tengo que llamar a un abogado»: novación hipotecaria. Básicamente, es cuando cambias las condiciones de tu hipoteca sin tener que cambiar de banco (aunque siempre puedes intentar que te regalen una tostadora por seguir fiel).
Con una novación puedes modificar el plazo, el tipo de interés, o incluso pasar de una hipoteca variable a una fija (o viceversa). También puedes cambiar el titular si has vendido la casa, por ejemplo. En resumen, es como actualizar las condiciones de un contrato pero con mucha más burocracia y probablemente una visita al notario, que nunca puede faltar en estas situaciones.
Curiosidades del mundo hipotecario
Las hipotecas están llenas de curiosidades, y aquí te dejo algunas para que te las puedas llevar a la próxima cena familiar y deslumbrar a todos con tu sabiduría:
- La hipoteca más larga: En Japón, existen hipotecas que pueden durar hasta 100 años. Tranquilo, no es que te estén pidiendo ser inmortal para pagarla, sino que puedes dejar la deuda en herencia a tus hijos (o a tus nietos, si la cosa se alarga mucho).
- Hipotecas intergeneracionales: Hablando de herencias, en algunas culturas las hipotecas se pueden heredar. Así que si pensabas dejar a tus hijos un coche o una casa, ¿qué tal una hipoteca?
- El origen del término: La palabra «hipoteca» viene del griego «hypo» (bajo) y «teka» (caja o depósito). Vamos, algo así como tener un depósito bajo tu casa que, en realidad, es una deuda.
Y si no puedes pagar la hipoteca, ¿qué haces?
Aquí es donde muchas personas comienzan a sudar. Pero no te preocupes, hay opciones antes de que todo se venga abajo. Si la cosa se pone fea y las cuotas se te empiezan a atragantar, es fundamental que tomes medidas antes de que sea demasiado tarde. Aquí te dejo algunos consejos:
- Habla con el banco: Aunque parezca una idea descabellada, a veces el banco puede ofrecerte una solución. Ya sea a través de una carencia o una refinanciación, lo importante es no dejar que el problema se haga más grande.
- Revisa las ayudas disponibles: Dependiendo de la situación económica del país, puede que existan ayudas para personas en riesgo de perder su vivienda.
- Considera una venta: Si todo falla, puede que la mejor opción sea vender la propiedad antes de que la cosa empeore.
Recuerda, una casa es solo ladrillo
No hay que olvidar que, al final del día, una casa es solo ladrillo. Es un bien importante, pero no más que la vida misma. Si la hipoteca se convierte en un peso que te impide disfrutar de otras cosas o realizar otras inversiones, no dudes en buscar soluciones. La vida sigue, y una casa, por bonita que sea, no debe arruinar tus sueños o tu tranquilidad.
¿Problemas con la hipoteca? Yo te puedo ayudar
Si estás atascado en una hipoteca que no puedes manejar o quieres explorar opciones, estoy aquí para ayudarte. No dejes que las deudas te quiten el sueño. Estudiaré tu caso para encontrar la mejor solución para ti. Visítame en: