Cuando escuchas sobre subastas judiciales, lo primero que te viene a la mente es la idea de adquirir un inmueble a precio de chollo. Esa emoción de pujar por una propiedad que parece estar muy por debajo de su valor de mercado te puede hacer sentir como si estuvieras a punto de lograr el negocio del siglo. Pero… ¿es realmente así? ¿Son las subastas judiciales una oportunidad de oro o una trampa de la que no te contarían sus detalles?

Vamos a desmontar algunos mitos y realidades sobre las subastas judiciales para que no caigas en la trampa de lo que parece una oferta irresistible y no lo es.


1. Mito: Todas las propiedades en subasta son una ganga

El mayor mito de las subastas judiciales es que siempre encontrarás una propiedad a precio de saldo. Muchas personas piensan que porque una vivienda está en subasta, automáticamente será más barata que en el mercado abierto. La realidad es que esto no siempre es cierto.

Realidad:

  • Valor de tasación elevado: El valor de salida de muchas propiedades subastadas puede estar cerca de su valor de mercado. Aunque en algunas ocasiones puede haber buenos descuentos, muchas subastas comienzan con precios altos, ya que el juzgado o el acreedor quieren recuperar el máximo posible.
  • Pujas al alza: Si el inmueble es atractivo o está en una ubicación demandada, las pujas pueden subir rápidamente, a menudo superando el precio que inicialmente te llamó la atención. De pronto, lo que parecía ser una ganga se convierte en un precio similar al del mercado abierto.

2. Mito: No hay competencia en las subastas judiciales

Otra creencia común es que pocas personas participan en estas subastas, lo que te deja un campo abierto para pujar sin preocupaciones. Lo cierto es que hoy en día las subastas judiciales son públicas y, con la tecnología, cualquiera puede acceder a ellas.

Realidad:

  • Competencia feroz: Las subastas judiciales están al alcance de cualquier interesado, y muchas personas y fondos de inversión se dedican exclusivamente a comprar inmuebles en estas subastas. Si estás pensando que eres el único pujador, probablemente te sorprendas.
  • Fondos de inversión: Estos actores están especializados y tienen más recursos económicos para competir en las pujas, lo que puede hacer que te quedes rápidamente fuera del juego si tu presupuesto es limitado.

3. Mito: El inmueble siempre está libre de cargas

Uno de los mayores problemas que puedes encontrar al adquirir un inmueble en subasta es la sorpresa de que no siempre está libre de cargas. Muchas personas suponen que, al comprar en una subasta judicial, el inmueble queda automáticamente limpio de hipotecas u otros gravámenes, pero esto no es así en todos los casos.

Realidad:

  • Cargas ocultas: Es posible que el inmueble tenga hipotecas no canceladas, embargos o deudas que debas asumir como nuevo propietario. Antes de lanzarte a la puja, es esencial investigar si la propiedad tiene cargas que puedan hacer que la «ganga» se convierta en un problema costoso.

4. Mito: Las subastas son un proceso rápido y sencillo

Puede que hayas oído hablar de amigos o conocidos que «han comprado una casa en subasta en dos días». Sin embargo, la realidad es que el proceso de adquisición de una propiedad en subasta judicial puede ser todo menos rápido y sencillo.

Realidad:

  • Trámites largos: Una vez que ganas la puja, el proceso legal puede prolongarse. Entre la adjudicación del inmueble, la obtención del certificado de subasta y la inscripción en el Registro de la Propiedad, pueden pasar varios meses.
  • Ocupas y desalojos: En algunos casos, las propiedades subastadas siguen ocupadas por inquilinos o antiguos propietarios que no están dispuestos a abandonar la vivienda fácilmente. Desalojar a los ocupantes puede llevar tiempo, y en algunos casos, puede ser un proceso judicial largo y caro.

5. Mito: No hace falta inspeccionar la propiedad

El romanticismo de la subasta judicial hace que muchos compradores pasen por alto un aspecto clave: la inspección de la propiedad. Algunas personas suponen que, al ser una subasta judicial, la vivienda estará en perfectas condiciones.

Realidad:

  • Visitas limitadas o inexistentes: En la mayoría de los casos, no podrás visitar la propiedad antes de pujar por ella. Esto significa que puedes estar comprando un «paquete sorpresa». El estado de la vivienda, si necesita reformas o incluso si está ocupada, puede ser algo que descubras solo después de haber hecho la compra.
  • Costes de rehabilitación: Lo que no viste antes de comprar puede suponer grandes sorpresas. Una vivienda en mal estado o con defectos estructurales graves puede hacer que los costes de rehabilitación se disparen.

6. Mito: Los gastos adicionales son insignificantes

Otro mito común es que los únicos gastos involucrados son el precio de la subasta y los impuestos correspondientes. Nada más lejos de la realidad.

Realidad:

  • Impuestos y tasas: Dependiendo de la comunidad autónoma en la que se encuentre la propiedad, tendrás que pagar impuestos adicionales, como el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) y las tasas judiciales. Estos pueden sumar un buen porcentaje al precio final del inmueble.
  • Honorarios de abogado y gestor: Para asegurarte de que el proceso se lleva a cabo correctamente, es recomendable contratar a un abogado y a un gestor que te ayuden con los trámites. Esto también incrementa el coste total.


7. Mito: Si gano la puja, ya soy dueño del inmueble

Finalmente, muchas personas creen que, una vez ganada la puja, ya son propietarios automáticos del inmueble. Lamentablemente, la realidad no es tan sencilla.

Realidad:

  • Certificación y adjudicación: Ganar la puja es solo el principio. Después de esto, necesitarás obtener un certificado del juzgado que te adjudique formalmente la propiedad, un proceso que puede llevar varias semanas o incluso meses.
  • Registro de la propiedad: Tras la adjudicación, deberás inscribir el inmueble en el Registro de la Propiedad a tu nombre. Solo después de este paso serás el dueño legal del inmueble.

Conclusión: ¿Una ganga o un camino lleno de obstáculos?

Las subastas judiciales pueden ser una excelente oportunidad, pero solo si conoces los entresijos y estás preparado para los riesgos que conllevan. No todo lo que brilla es oro, y lo que parece una oferta irresistible puede acabar siendo un quebradero de cabeza.


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Si estás pensando en pujar en una subasta o tienes problemas con un inmueble que está a punto de ser subastado, puedo ofrecerte asesoría y soluciones. ¡No te arriesgues sin la información adecuada!