Introducción: Confesiones de un expropietario

Todos cometemos errores, pero cuando se trata de una ejecución hipotecaria, esos errores pueden costarte caro. Si estás en esa montaña rusa de cartas del banco, avisos judiciales y nervios, ya sabes lo complicado que puede ser. Y aunque cada situación es única, hay ciertos errores comunes que todos cometemos, y de los que hoy voy a hablarte para que tú no caigas en las mismas trampas.

Este es el top 10 de las peores decisiones que tomé antes de que subastaran mi casa, y lo mejor de todo: cómo puedes evitarlas. Porque, créeme, aún hay tiempo para no unirte al club de los subastados.


1. Esperar a que la situación mejorara por sí sola

Este es el clásico de los clásicos. Pensé que, con el tiempo, mi situación financiera mejoraría mágicamente. Spoiler alert: no lo hizo. La verdad es que ignorar el problema solo lo hizo crecer. Lo peor que puedes hacer es cruzarte de brazos y pensar que «ya se arreglará solo».

Cómo evitarlo:

Habla con tu banco desde el primer momento. Aunque parezca imposible, los bancos prefieren negociar que llevarte a la subasta. Pueden ofrecerte soluciones como una refinanciación o un período de carencia.


2. No hacer un presupuesto realista

Cada mes gastaba más de lo que ingresaba, confiando en que, de alguna manera, me las arreglaría. Al final, la deuda me atrapó. Tener una hipoteca es un compromiso a largo plazo, y si no haces un presupuesto realista, estás condenado a caer.

Cómo evitarlo:

Haz un presupuesto detallado de tus ingresos y gastos. Identifica áreas en las que puedes recortar y prioriza siempre el pago de tu vivienda. Hay muchas herramientas online que pueden ayudarte a llevar un control efectivo de tus finanzas.


3. Pagar otras deudas antes de la hipoteca

Otro error común: pagar las tarjetas de crédito, préstamos personales o hasta la factura del coche antes de la hipoteca. Lo entendí tarde, pero la hipoteca debería ser tu prioridad número uno. Perder la casa es un golpe mucho más duro que perder la capacidad de usar tu tarjeta.

Cómo evitarlo:

Haz una lista de prioridades financieras, y pon tu hipoteca en el primer lugar. Si estás corto de dinero, paga lo más esencial primero: el techo sobre tu cabeza.


4. No buscar asesoramiento legal a tiempo

Pensé que podía manejar todo por mi cuenta. ¿Quién necesita abogados, verdad? Pues resulta que yo sí. No entender los procesos judiciales y mis derechos me llevó a cometer más errores. Podría haber buscado ayuda profesional desde el principio y evitar muchos dolores de cabeza.

Cómo evitarlo:

Consulta con un asesor legal especializado en ejecuciones hipotecarias. A menudo, ellos pueden ayudarte a ganar tiempo, negociar con el banco y ofrecerte soluciones que desconocías. El asesoramiento temprano es clave.


5. Aferrarme a la casa a toda costa

Este es el error emocional. Me negaba a aceptar que quizás lo mejor era vender la casa y salir del problema antes de llegar a la subasta. Pensé que si aguantaba lo suficiente, algo cambiaría, pero lo único que cambió fue mi saldo bancario: a peor.

Cómo evitarlo:

A veces, la mejor opción es vender la casa antes de llegar al punto de no retorno. Puedes venderla antes de la subasta y, aunque no sea lo ideal, al menos evitas mayores pérdidas y problemas legales.


6. Ignorar las cartas del banco

Es fácil entrar en modo negación cuando empiezas a recibir las temidas cartas del banco. Pensé que si no las abría, no pasaba nada. Pero ignorarlas solo acelera el proceso hacia la ejecución hipotecaria.

Cómo evitarlo:

Lee todas las cartas y comunícate con el banco. Aunque sea difícil, ignorarlas solo empeora la situación. Cada notificación es una oportunidad de actuar antes de que el proceso avance más.


7. No hablar con mi pareja/familia sobre la situación

El estrés de la deuda y la amenaza de perder la casa se apoderaron de mí. Pensé que podía resolverlo solo, sin involucrar a nadie. Al final, eso solo empeoró las cosas y generó más tensión.

Cómo evitarlo:

Habla con tu pareja o familia lo antes posible. Compartir el problema no solo reduce el estrés, sino que pueden ofrecerte soluciones o apoyarte emocionalmente. La comunicación es fundamental en tiempos de crisis.


8. No entender el proceso de subasta

Cuando la subasta se acercaba, me di cuenta de que no tenía ni idea de cómo funcionaba. ¿Qué significaba todo ese papeleo? ¿Cómo afectaría a mi deuda? No estar informado me dejó en una situación aún más vulnerable.

Cómo evitarlo:

Infórmate sobre cómo funciona una subasta y qué derechos tienes. Muchas personas creen que lo pierden todo en una subasta, pero no siempre es así. Saber cómo funciona te da más control sobre la situación.


9. No considerar la dación en pago

En lugar de aferrarme a la casa hasta el final, podría haber entregado la vivienda al banco y, con ello, liquidar la deuda. Pero en ese momento no sabía que la dación en pago era una opción.

Cómo evitarlo:

Consulta si tu banco permite la dación en pago, es decir, entregar la casa a cambio de cancelar la deuda. No todos los bancos la aceptan, pero es una opción que puede evitarte muchos problemas futuros.


10. Dejar todo para el último minuto

Quizás el error más común y el más peligroso: dejar todo para el último momento. Pensé que tenía tiempo de sobra, y cuando quise actuar, ya era demasiado tarde. La ejecución hipotecaria estaba en marcha y ya no había nada que pudiera hacer.

Cómo evitarlo:

Actúa lo antes posible. Si empiezas a tener problemas con la hipoteca, no esperes. Cuanto antes te pongas en marcha, más opciones tendrás. Esperar hasta que el proceso judicial esté en marcha limita muchísimo las alternativas.


Conclusión: Aprende de mis errores antes de que sea demasiado tarde

Perder la casa es una experiencia devastadora, pero puede evitarse si actúas a tiempo y aprendes de los errores que otros han cometido. La clave es tomar decisiones proactivas, estar informado y, sobre todo, no dejar que el miedo o la negación te paralicen. Si te encuentras en una situación complicada, todavía tienes opciones.

Recuerda: el objetivo es evitar la subasta y encontrar una solución antes de que sea demasiado tarde. Y si necesitas ayuda, no estás solo. ¡Actúa ahora!

Si te encuentras en una situación de ejecución hipotecaria o necesitas vender un proindiviso, puedo ayudarte a encontrar la mejor solución. No esperes hasta que sea tarde, contacta conmigo hoy.
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