Hay cosas en la vida que se disfrutan en compañía: las fiestas, un buen asado, incluso compartir una botella de vino. Pero hay algo que, sinceramente, nadie disfruta compartir: ¡un proindiviso! Compartir una propiedad con otras personas que tienen distintos intereses puede ser más complicado que intentar coordinar una cena de Navidad con toda la familia.

Y entonces llegan las excusas. Sí, excusas que te repites una y otra vez para no vender tu parte del proindiviso, para no dejar ir esa casa que solo te trae problemas. ¿Por qué? Porque aunque el sentido común te esté gritando que vendas, el miedo a lo desconocido (y tal vez el apego emocional) te están frenando.

Así que, vamos a desmontar las 10 peores excusas para no vender tu proindiviso. Acompáñame, puede que te rías un rato, pero lo más importante, puede que descubras que es hora de hacer lo que debiste hacer hace tiempo: vender y liberar tu vida de este lío compartido.


Excusa #1: «¡Es que me trae buenos recuerdos familiares!»

Ah, los recuerdos. La casa del abuelo, la finca donde aprendiste a andar en bicicleta… ¿Pero sabes qué? Los recuerdos no pagan la hipoteca ni los impuestos. Está bien tener un apego sentimental, pero también está bien reconocer que esa propiedad solo está acumulando deudas.

Y, sinceramente, esos buenos recuerdos no van a hacer que tu primo Carlos (que nunca paga nada) decida de repente hacerse responsable de su parte.

Por qué es una mala excusa: Los recuerdos son tuyos, no de la propiedad. Vender no significa olvidar.


Excusa #2: «No quiero pelearme con mi familia»

Claro, la diplomacia es importante. Pero, ¿sabes lo que es peor que una conversación incómoda? Años de discusiones interminables y deudas que ninguno está dispuesto a asumir. Si hay tensiones familiares, es mejor enfrentarlas de frente, hacer cuentas claras, y salir del embrollo antes de que las cosas se compliquen más.

Por qué es una mala excusa: Las tensiones crecerán, los problemas se acumularán y, al final, el pleito será mucho peor si no lo resuelves.


Excusa #3: «Creo que el mercado va a mejorar»

Ah, el clásico optimista inmobiliario. La idea de que el mercado subirá y que tu parte del proindiviso valdrá oro en el futuro suena bien, ¿verdad? Pero la realidad es que muchos proindivisos, sobre todo en zonas rurales o segundas residencias, pierden valor con el tiempo.

A menos que tu proindiviso esté en plena Gran Vía de Madrid o en la costa de Ibiza, es probable que el valor se mantenga estable… o incluso baje.

Por qué es una mala excusa: Nadie tiene una bola de cristal para predecir el mercado. Y esperar indefinidamente puede llevarte a perder más dinero.


Excusa #4: «Es que el papeleo es muy complicado»

El papeleo. Solo mencionar la palabra te puede dar escalofríos, lo sé. Pero, ¡sorpresa! Hay profesionales (¡como yo!) que se encargan de todo eso por ti. Desde la gestión legal hasta los trámites con el banco, todo puede hacerse más fácil de lo que piensas.

Hoy en día, con ayuda de expertos, el proceso de venta de un proindiviso no es más complicado que vender cualquier otra propiedad. Y es mucho menos complicado que seguir lidiando con la inestabilidad financiera y emocional de seguir con ese proindiviso.

Por qué es una mala excusa: Hay soluciones profesionales para cada problema, incluidos los papeles.


Excusa #5: «Me llevo bien con los otros copropietarios, no quiero romper la armonía»

¡Qué bonito! Todos llevándose bien y compartiendo la propiedad en paz. Pero, ¿por cuánto tiempo? Porque en algún momento alguien querrá reformar, alquilar, o peor, vender su parte. Y cuando llegue ese momento, la paz podría convertirse en una guerra civil inmobiliaria.

Ser «el copropietario amable» está bien, pero eso no significa que debas seguir cargando con una propiedad que ya no te conviene.

Por qué es una mala excusa: Las relaciones pueden cambiar, y es mejor salir mientras todo está en calma.


Excusa #6: «No sé cómo empezar a vender mi parte»

¿Y quién lo sabe la primera vez? Vender un proindiviso puede parecer complicado si no lo has hecho antes, pero eso no significa que sea imposible. Hoy en día, existen inversores interesados en comprar partes de proindivisos o expertos que te guiarán en el proceso.

Por qué es una mala excusa: Hay ayuda disponible. Solo tienes que dar el primer paso.


Excusa #7: «Creo que podría sacar más dinero si espero»

Este es el equivalente a la «excusa del mercado que mejorará». Muchos creen que esperando podrán sacar más dinero por su parte del proindiviso, pero la realidad es que, mientras esperas, estás acumulando costes.

Además, cuanto más tiempo pase, más probable es que surjan complicaciones que reduzcan el valor de tu parte, como problemas estructurales en la propiedad o incluso cambios legales que afecten la venta.

Por qué es una mala excusa: El valor de una propiedad compartida no es tan volátil como el de una propiedad privada.


Excusa #8: «¿Qué pasa si vendo y luego me arrepiento?»

Aquí entra el famoso «y si». Vender tu parte del proindiviso es una decisión importante, pero no significa que sea irreversible. Arrepentirse después de vender es muy poco probable, especialmente si ya estabas sufriendo las consecuencias de mantener esa propiedad compartida.

¿Te has arrepentido de tirar a la basura ese móvil roto que ya no funcionaba? No lo creo. Esto es igual.

Por qué es una mala excusa: Rara vez te arrepentirás de quitarte un peso de encima.


Excusa #9: «Es una propiedad de familia, no se vende»

Vale, entiendo que lo de «el patrimonio familiar» suena serio y noble. Pero si esa propiedad te está generando más problemas que beneficios, ¿qué sentido tiene mantenerla? A veces, la mejor forma de honrar el pasado familiar es tomar decisiones prácticas que beneficien a todos en el presente.

No dejes que el concepto de «tradición» te ate a una propiedad que solo trae problemas.

Por qué es una mala excusa: A veces, la tradición debe dejar paso a la realidad.


Excusa #10: «No tengo tiempo para gestionar la venta»

Esta es la excusa más común y la más fácil de desmontar. ¡Claro que tienes tiempo! Solo necesitas delegar el proceso en las personas correctas. Los expertos que gestionan ventas de proindivisos están ahí para ahorrarte tiempo, dolores de cabeza, y dinero.

Lo único que tienes que hacer es levantar el teléfono o escribir un correo.

Por qué es una mala excusa: Puedes dejar que los expertos se encarguen de todo el trabajo por ti.


Conclusión: Las excusas te están frenando, no el proindiviso

En la vida, solemos ponernos barreras mentales que nos impiden tomar decisiones. Pero cuando se trata de un proindiviso, las excusas solo alargan el sufrimiento. Si te reconociste en alguna de estas excusas, quizás es el momento de hacer una revisión y preguntarte: ¿Qué es lo que realmente me frena?

La verdad es que vender tu parte del proindiviso podría liberarte de un montón de problemas y preocupaciones. Y lo mejor es que, con la ayuda adecuada, el proceso es mucho más sencillo de lo que piensas.


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