A ver, primero lo básico: un proindiviso es un término elegante que suena a latín pero que en el fondo es tan mundano como un pastel mal repartido. Es cuando varios individuos poseen un inmueble y no están de acuerdo en cómo gestionarlo o qué hacer con él. El problema aparece cuando uno de los copropietarios tiene deudas o una hipoteca impagada. Entonces, la parte que corresponde a esa persona entra en modo “Alerta Roja” porque ¡chan, chan! puede ser embargada o incluso vendida en subasta.
Imagina que compartes un piso de herencia con tus hermanos. Tú eres el hermano juicioso que pagas todo a tiempo, pero tu hermanito, ese que vive la vida loca, deja de pagar la hipoteca de su parte. ¡Bam! Llega el banco y te encuentras con la posibilidad de que su trozo del pastel sea embargado. Y claro, ahí estás tú, intentando que la casa no acabe como botín de subasta.
Posibles soluciones (sin llorar, lo prometo):
- Compra la parte embargada: Si puedes, es la opción menos dramática. Compra la parte que le embargan al copropietario deudor y evitas que alguien más se quede con ella en subasta.
- Vender el inmueble completo: Si ya la relación está tan deteriorada como para que ni siquiera se hable en Navidad, lo mejor es vender la casa y repartiros lo que quede después de saldar deudas. Al menos podrás hacer borrón y cuenta nueva.
- Acuerdo con el banco o el fondo: A veces, si se negocia con el banco o el fondo, puedes intentar evitar que embarguen esa parte de la vivienda.

Proindivisos, divorcios y el drama de las separaciones
Las separaciones y divorcios añaden otro ingrediente a este cocktail proindiviso explosivo. Y no hablemos solo de primera vivienda, no, no, también las segundas residencias tienen su historia. Imagina: la casa de verano en la playa, en la que cada verano lo más caliente era el sol, pero ahora con la separación lo más tóxico son las discusiones sobre qué hacer con esa vivienda.
El panorama es el siguiente: en muchos casos, tras la separación o divorcio, la propiedad pasa a ser un proindiviso entre los ex-cónyuges. Y si encima esa propiedad tiene una hipoteca impagada, estamos en el “combate del siglo”. La hipoteca sigue corriendo y las deudas también, pero ahora entre dos personas que no se ponen de acuerdo ni para elegir el color de las cortinas.
¿Qué pasa cuando uno de los ex decide no pagar su parte de la hipoteca? Bueno, pues como en el caso anterior, el banco podría embargar todo el inmueble, y ahí te quedas tú, perdiendo tu parte del chaletito, viendo cómo lo subastan y posiblemente lo compra un fondo de inversión.
¿Soluciones para los ex que ya no se soportan pero comparten hipoteca?
- Vender la propiedad y repartiros el dinero. A veces lo mejor es cortar por lo sano. Vender la casa, pagar la deuda, y cada uno por su lado. ¡Fuera dramas!
- Acuerdo hipotecario post-divorcio. Si hay buena voluntad (spoiler: a veces no la hay), se puede renegociar la hipoteca, reestructurar la deuda, y evitar males mayores.
- Compra de la parte del ex. Si quieres evitar que la casa acabe en manos de un tercero, puedes hacerte con la parte de tu ex. Claro, si tienes el dinero o puedes pedir otra hipoteca, lo que ya es entrar en otra aventura financiera.
¿Y qué pasa cuando el copropietario fallece y hay deudas?
Este es otro tema sensible. A veces, tras el fallecimiento de uno de los copropietarios, su parte de la vivienda tiene embargos o deudas. Lo más común es que las parejas decidan no heredar, porque, claro, nadie quiere heredar una deuda. Pero eso deja el inmueble en una situación bastante enrevesada, donde el embargo sigue adelante.
¿Y qué puedes hacer si el otro propietario ya no está y su parte está embargada? Pues, lo de siempre: intentar negociar con el banco o fondo de inversión, o llegar a un acuerdo con los herederos (si existen) para comprarles su parte.

Las 10 poblaciones turísticas de Guipúzcoa donde las separaciones y divorcios están a la orden del día
Aunque suene un poco Reality Show, los datos no mienten. Estas son las localidades en Guipúzcoa donde más separaciones y divorcios están ocurriendo y donde muchas segundas residencias están en jaque por proindivisos, hipotecas impagadas o embargos.
- San Sebastián – Belleza y drama a partes iguales.
- Zarautz – Playa, olas y algún que otro divorcio.
- Hondarribia – Aquí también se rompen corazones… y hipotecas.
- Orio – Surf, pesca, y ¡oh, una separación!
- Getaria – Lugar ideal para comer bonito y discutir sobre la hipoteca.
- Deba – Segunda residencia que ahora… es de todos y de nadie.
- Mutriku – Pueblo encantador, perfecto para las segundas viviendas compartidas.
- Pasajes – Divorcio a la vista, pero con paisajes increíbles.
- Tolosa – Para algunos, una escapada romántica, para otros, ¡no tanto!
- Eibar – Entre montaña y costa, también hay dramas proindivisos.
Conclusión: ¿Cómo puedo ayudarte con tu proindiviso?
No hay nada peor que estar atrapado en un proindiviso con embargos o hipotecas impagadas. Pero como siempre digo, ¡hay soluciones! Si estás en esa situación con una expareja, un familiar o por herencias complicadas, puedo ayudarte. La idea es encontrar una salida antes de que la cosa termine en subasta. Puedes vender tu parte, negociar con los bancos o incluso llegar a acuerdos con los otros copropietarios.
Si te enfrentas a problemas con proindivisos, hipotecas impagadas o embargos, puedo ayudarte a encontrar una solución. Contacta conmigo y veremos cómo salir de esta situación: Contacto | Sobre mí.