La subasta inmobiliaria es la venta de una propiedad, generalmente con objeto de que los acreedores tengan la posibilidad de cobrar su deuda.
Fueron los romanos los que crearon el término sub-hasta (bajo la lanza). El acreedor acudía a la puerta de la casa del deudor y clavaba su lanza en el suelo. Luego, confiscaba sus pertenencias y las ponía alrededor de esa lanza para venderlas o repartirlas.
La subasta es la venta forzosa de un inmueble. La diferencia básica con una venta voluntaria es que, en vez de el Notario, es el Juez el que se encarga de formalizar la enajenación. Y, del mismo modo, también se ocupa de levantar las deudas posteriores a la que se ejecuta.
Y RECUERDA QUE
Si la subasta queda desierta, el acreedor puede solicitar la adjudicación del inmueble, reservándose la posibilidad de ceder el remate a un tercero.
Para saber qué situación tiene tu inmueble, solicita una nota simple en el Registro de la Propiedad. De este modo podrás ver qué deudas recaen sobre la propiedad y quién las reclama. Si tienes posibilidad,
negocia con tus acreedores la cancelación de hipotecas y embargos colaborando en la venta.
Colaborar con las entidades financieras o fondos de inversión puede representar para ti la cancelación total de tus deudas o, incluso, una cantidad de dinero por la entrega de la posesión. Estudia tus posibilidades.