Las familias son como un plato de paella: cuando todos los ingredientes se mezclan bien, el resultado es delicioso. Pero cuando hay desacuerdos, puede que termines con una situación más pegajosa que un arroz mal cocido. Y cuando hablamos de propiedades familiares en proindiviso, la receta puede volverse aún más complicada.

¿Qué es un proindiviso en familia?
Un proindiviso en el contexto familiar es cuando varios miembros de la familia son co-propietarios de una propiedad. Esto ocurre a menudo cuando una casa, un terreno, o cualquier otro bien inmueble se hereda sin dividir. Así, todos los herederos tienen una porción, pero nadie tiene un cuarto específico para pintar a su gusto. Es como compartir un coche familiar… solo que no puedes conducirlo a menos que todos estén de acuerdo.
¿Por qué los proindivisos familiares son un desafío?
Si alguna vez has intentado organizar una comida familiar donde todos estén de acuerdo en el menú, ya sabes lo difícil que puede ser. Ahora imagina tener que tomar decisiones importantes sobre una propiedad, y te harás una idea de lo que es lidiar con un proindiviso familiar. Desde decidir si vender, alquilar, o reformar la propiedad, hasta quién se queda con la habitación con mejores vistas, las conversaciones pueden escalar rápidamente de «pasar la sal» a «necesitamos un abogado».
Opciones para gestionar un proindiviso familiar
- 1. Vender la propiedad y repartir la herencia
Esta opción puede parecer la más sencilla, pero no siempre lo es. Vender una propiedad familiar puede ser un tema emocionalmente delicado. Sin embargo, si todos están de acuerdo, puede ser la forma más justa de evitar conflictos y asegurarse de que cada miembro reciba su parte en efectivo.
- 2. Comprar las partes de los otros co-propietarios
Si algún miembro de la familia está especialmente encariñado con la propiedad, puede optar por comprar las partes de los demás. Es como ser el primo favorito que se queda con todos los juguetes. Esto puede funcionar bien si uno tiene la capacidad financiera y los demás están dispuestos a vender.
- 3. Seguir compartiendo la propiedad (y las responsabilidades)
En algunos casos, la familia puede decidir mantener la propiedad en común y usarla conjuntamente, ya sea como casa de vacaciones, para alquilarla, o como inversión a largo plazo. Esto requiere reglas claras y una comunicación abierta para evitar que el próximo encuentro familiar se convierta en un campo de batalla.
¿Y si hay desacuerdos? ¡Plan D (de ‘diálogo’, claro)!
Si los desacuerdos empiezan a salir a la superficie (y lo harán), es esencial mantener la calma y buscar soluciones de manera dialogada. En los casos más complicados, puede ser útil contar con un mediador o abogado especializado en proindivisos familiares. Recuerda que el objetivo es preservar las relaciones familiares… y también la propiedad, si es posible.
¿Cuál es la mejor opción para tu familia?
No hay una única respuesta correcta, ya que cada familia y cada situación son diferentes. Lo más importante es que todos los co-propietarios estén informados, se escuchen mutuamente y tomen decisiones que beneficien a todos, o al menos, que eviten que las cenas familiares se conviertan en juicios verbales.
Conclusión: Proindivisos familiares, ¿un reto o una oportunidad?
Manejar un proindiviso en familia puede parecer una tarea titánica, pero con la actitud correcta y un poco de sentido del humor, puede convertirse en una oportunidad para fortalecer los lazos familiares. Y si todo falla, siempre puedes recordarles a todos que, al menos, no están discutiendo sobre quién se queda con el perro.
JUANCARLOS@SALIRDELFONDO.ES