Cuando el amor se acaba y una pareja decide separarse, no solo se trata de repartir las cosas y los muebles, sino también de resolver uno de los temas más complicados: la vivienda familiar, especialmente si está hipotecada. Así que si te encuentras en medio de un divorcio y te preguntas qué pasa con esa casa que todavía no has terminado de pagar, ¡no estás solo! A continuación, te explicamos de manera sencilla (y con un toque de humor) cómo una sentencia de divorcio puede afectar a la vivienda familiar hipotecada y qué opciones tienes para resolverlo sin volverte loco.


1. La vivienda hipotecada: un problema compartido (¡y a veces doble!)

Cuando una pareja se divorcia y la vivienda familiar está hipotecada, la situación se complica. A diferencia de los muebles o el coche, que pueden venderse o repartirse fácilmente, la hipoteca no desaparece mágicamente con el divorcio.

¿Qué pasa con la hipoteca?

Ambos cónyuges siguen siendo responsables del pago de la deuda, sin importar quién se quede con la casa. Aunque uno de los dos pueda vivir allí después del divorcio, el banco ve a los dos como deudores solidarios, lo que significa que si uno deja de pagar, el otro también tendrá que hacerse cargo de la deuda.


2. ¿Quién se queda con la casa? ¡La pregunta del millón!

En muchos casos, la sentencia de divorcio establece quién se queda con la vivienda familiar. Sin embargo, esto no significa necesariamente que quien se quede en la casa se haga cargo de la hipoteca. Ahí es donde las cosas se complican.

Opciones posibles:

  • Custodia de los hijos: Si hay hijos menores de por medio, el juez suele otorgar el uso de la vivienda al cónyuge que tenga la custodia, aunque la hipoteca siga siendo responsabilidad de ambos. Esto puede generar tensiones, especialmente si el cónyuge que no vive en la casa siente que está pagando por algo que ya no disfruta.
  • Venta de la vivienda: En algunos casos, la mejor solución es vender la casa, liquidar la hipoteca y repartir el dinero que quede (si queda algo, claro). Esto permite a ambas partes empezar de nuevo sin arrastrar deudas conjuntas.

3. ¿Qué pasa si ninguno puede pagar la hipoteca solo?

Uno de los mayores problemas que enfrentan las parejas en proceso de divorcio es que, aunque uno de los dos quiera quedarse con la casa, tal vez no pueda asumir el pago de la hipoteca por su cuenta.

Opciones para resolverlo:

  • Renegociar la hipoteca: En algunos casos, es posible renegociar las condiciones de la hipoteca con el banco para que sea más asequible para la persona que se queda con la casa. Esto podría incluir extender el plazo de amortización o bajar el interés.
  • Compensación económica: Si uno de los cónyuges decide quedarse con la casa, puede llegar a un acuerdo para compensar al otro económicamente. Esto suele hacerse mediante la venta de otros bienes o a través de pagos periódicos.
  • Dación en pago: Si la vivienda tiene poco valor o si la deuda supera su valor, puede considerarse la opción de una dación en pago. En este caso, se entrega la propiedad al banco para saldar la deuda.

4. Los problemas del aval y la hipoteca compartida

En muchos casos, los cónyuges no solo comparten la hipoteca, sino que también tienen avales, como los padres de uno de los dos, que garantizaron el préstamo. Tras el divorcio, el avalista sigue siendo responsable en caso de impago, lo que puede generar tensiones familiares.

¿Qué hacer en estos casos?

  • Liberar al avalista: Si es posible, renegocia la hipoteca con el banco para liberar al avalista. Esto puede ser complicado, ya que el banco necesita estar convencido de que los nuevos términos son seguros para ellos.
  • Buscar un nuevo aval: En caso de que la liberación del avalista no sea viable, una opción es buscar a alguien más que asuma el rol de avalista, aunque esto también puede ser complicado.

5. ¿Es mejor vender la casa antes del divorcio?

En algunos casos, las parejas deciden vender la vivienda familiar antes de que se dicte la sentencia de divorcio. Aunque esta opción puede ser complicada emocionalmente, suele ser una de las más efectivas para evitar problemas futuros.

Ventajas de vender antes del divorcio:

  • Evitar problemas con la hipoteca: Vender la casa antes de divorciarse significa que ambos cónyuges pueden liquidar la deuda hipotecaria y repartir el dinero sobrante, sin tener que seguir siendo responsables del préstamo.
  • Reparto equitativo de bienes: Vender la vivienda antes del divorcio garantiza que ambas partes reciban una compensación justa por la propiedad, sin que el valor de la vivienda o la hipoteca se conviertan en una fuente de conflicto.

6. ¿Qué pasa con las reformas o mejoras hechas en la vivienda?

Otro punto de conflicto en los divorcios puede ser el valor añadido a la vivienda por reformas o mejoras que se hicieron durante el matrimonio. ¿Debe quien se queda con la casa compensar al otro por estas mejoras? Depende de la situación y de lo que establezca el acuerdo de divorcio.

Soluciones posibles:

  • Compensación económica: Si las mejoras realizadas en la vivienda aumentaron su valor, el cónyuge que se queda con la casa puede tener que compensar al otro por su parte de la inversión.
  • Acuerdo previo: Algunas parejas optan por hacer acuerdos previos a la reforma, especificando cómo se dividirá el valor añadido en caso de separación. Aunque esto puede parecer frío, puede evitar problemas en el futuro.


7. El papel del banco en todo esto

Aunque puede que pienses que el banco no tiene nada que ver con tu divorcio, en realidad tiene un papel muy importante, ya que sigue siendo el titular de la deuda hipotecaria. Si decides renegociar la hipoteca o hacer cualquier cambio en la titularidad de la vivienda, necesitarás la aprobación del banco.

¿Qué puede hacer el banco?

  • Aceptar cambios en los titulares de la hipoteca: En algunos casos, el banco puede aceptar que solo uno de los cónyuges se quede con la hipoteca, liberando al otro de la deuda. Sin embargo, esto no siempre es posible, ya que el banco debe asegurarse de que quien se queda con la hipoteca pueda pagarla.
  • Negarse a cambiar las condiciones: Si el banco considera que es demasiado arriesgado liberar a uno de los cónyuges de la hipoteca, puede negarse a hacerlo. En ese caso, ambos seguirán siendo responsables de la deuda, aunque solo uno viva en la casa.

Conclusión: No olvides que la hipoteca sigue siendo tu responsabilidad

Aunque el divorcio puede ser complicado emocional y financieramente, es importante recordar que la hipoteca sigue siendo tu responsabilidad, independientemente de lo que decida el juez. Ya sea que te quedes con la vivienda o decidas venderla, lo más importante es mantener la comunicación abierta con el banco y asegurarte de que entiendes todas las implicaciones legales y financieras de tu decisión.


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